Quiero empezar mi Blog con algo que escribà hace algún tiempo. Después de más de 39 años sigo yendo a las Montañas. Continúo sentándome en sus cimas, respirar hondo y admirar todo aquello que me rodea. Como a muchos, la satisfacción que se siente allá arriba es inexplicable, bueno...difÃcil de expresar. Creo que difÃcil para quien intenta entenderla cuando expones tus sensaciones vividas. Las cimas siempre estarán ahÃ, quizás nosotros no seamos eternos en la vida, pero siempre habrá un huequecito para poder hollarlas, porque debemos de pensar que antes de ascender a una Montaña valoremos los riesgos. Como he dicho, las cimas no se mueven de su lugar. LukyLuk-2009
EN LA CUMBRE
A mis pies se extendÃa un mar de nubes, seda blanca que rozaba la piel encendida parando mi respiración, que agitada por el esfuerzo, querÃa volver a sus pasos uniformes. El cielo rodeaba mi persona, azul y brillante, escondÃa sus secretos más insignificantes para ofrecerme un dÃa que en muy pocas ocasiones iba a encontrar.
Mientras la luna recogÃa su manto nocturno para dormir, el sol estiraba sus largos brazos y calentaba el aliento que salÃa de mi boca. La mirada se perdÃa en un infinito paisaje lleno de montañas que entreveÃa a través de esas nubes que jugaban entre ellas esparciendo susurros, como dos enamorados en el lecho, en la más pura atracción de deseo carnal.
El silencio, que apagaba mi cansancio, llenaba de tranquilidad las horas en aquel lugar tan maravilloso. Cerré los ojos y la sensación de ingravidez llevó mi cuerpo volando al resto de lugares que sólo alcanzaba a tocar con la imaginación.
Posado en cada uno de los altos lugares presentes ante mÃ, deshice aquel sueño y quise quedarme allà para el resto de la vida.
Allá arriba, en las cimas de las montañas, la paz que encuentro no deseo cambiarla por nada. Vale la pena el esfuerzo realizado, el sufrimiento mientras se asciende, para luego dejarse llevar, una vez en lo más alto, y soñar...soñar...
©Manuel Muñoz GarcÃa-2003