Me habÃa dejado los lentes de cerca en el coche. Los mapas no podÃa verlos, sino alejándolos un poco y al rato me lloraban los ojos.
Dicen que los Halcones Pelegrinos divisan su presa de hasta cinco kilómetros de distancia. El ojo humano no llega a tanto, pero el ángulo de visión es enorme y eso es lo que yo aprovechaba para cazar a mi presa, ya fuera a través de él e inmortalizarlo en mi cámara fotográfica.
Buscaba Isards por doquier. HabÃan manadas de caballos en un pequeño arroyo que a la vuelta, y tras equivocarme por despiste en el camino, casi tropiezo con ellos. La alegrÃa fue enorme, los tenÃa a tiro para fotografiarlos.
Camino de el pic Roc Colom, que subà también de vuelta, mis ojos no vieron animal alguno, salvo esos caballos a lo lejos. Al llegar al Pic de Mort de l´ Escolá una marmota que tomaba el sol panza arriba y posiblemente vigilaba para avisar a las demás de posibles peligros, me sorprendió con ese grito tan caracterÃstico de llamada al peligro hacia sus compañeras. La vi salir disparada hacia unas rocas más alejadas de la cima. En pocos dÃas esas marmotas que corretean por las montañas de Ull de Ter se habÃa dejado ver, tanto cerca del refugio como por el Mentet, Morenç o Costabona. De regreso subà al Roc Colom y mientras ascendÃa un rebaño de diez o doce Isards lo hacÃan también por otra ladera, cruzando alguna capas de nieve resistentes a deshacerse aún. De la marmota no quedó constancia, no tuve tiempo de disparar la cámara, pero de los rumiantes sÃ.
Mi visita al zoológico fue variada y bonita y sus animales no tenÃan jaulas. Hay veces que los ves y otras no, hay veces que los fotografÃas y otras los guardas en tu retina ocular. Si se sube al Puigmal desde Err, los Quebrantahuesos casi los puedes tocar con la mano. Van por parejas y te saludan, creo con alegrÃa por dejarlos vivir, en paz y libres. Eso es disfrutar de la montaña en una sábado o domingo. Yo disfruté.
Saludos.